1. Estas cualidades se reflejan en:
- La franqueza y regularidad de los aires
- La armonía, ligereza y facilidad de los movimientos
- La ligereza del tercio anterior y el remetimiento del posterior, que se produce gracias a una impulsión siempre activa.
- La aceptación de la embocadura, con sumisión/descontracción (Durchlässigkeit) sin ningún tipo de tensión ni resistencia.
3. El paso es regular, franco y suelto. El trote es libre, ágil, regular y activo. El galope
es unido, ligero y equilibrado. Los posteriores nunca están inactivos ni son arrastrados.
El caballo responde a la más leve indicación del jinete dando así vida y ánima al resto de su cuerpo.
4. Mediante una impulsión activa y la flexibilidad de las articulaciones, que ninguna resistencia paraliza, el caballo obedece de buen grado y sin reticencias y responde a las distintas ayudas con calma y precisión, manifestando un equilibrio natural y armonioso, tanto físico como mental.
5. En todo el trabajo, incluida la parada, el caballo debe estar “en la mano”. Se dice que un caballo está “en la mano” cuando el cuello está más o menos alzado y arqueado de acuerdo con la fase de entrenamiento y la extensión o reunión del aire, y acepta la embocadura con un contacto ligero y suave y completa sumisión. La cabeza debe permanecer en una posición estable, como norma, ligeramente por delante de la vertical, con la nuca flexible como punto más elevado, y sin ofrecer resistencia alguna al jinete.
6. La cadencia se aprecia en el trote y el galope y es el resultado de la adecuada armonía que muestra un caballo cuando se mueve con regularidad, marcando claramente los tiempos con impulsión y equilibrio. La cadencia debe mantenerse en todos los ejercicios al trote y al galope y en todas las variantes de estos aires.
7. La regularidad de los aires es fundamental para la Doma Clásica.
Fuente: Guía FEI de Doma Clásica
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